La fórmula que disparó las ventas de un emprendedor millonario
Cómo Alex Hormozi convirtió ofertas comunes en negocios que facturan millones.
Alex Hormozi empezó con un gimnasio local y terminó vendiendo empresas por más de 100 millones de dólares. Su secreto no fue un producto mágico, sino una forma de diseñar ofertas tan atractivas que los clientes se sentían tontos si decían que no. Lo mejor: su fórmula cabe en una sola línea y puedes aplicarla hoy.
Hormozi resume su método así:
Suena técnico, pero en realidad es una guía rápida para mejorar cualquier propuesta de valor. La clave es aumentar el numerador (sueño y probabilidad de éxito) o reducir el denominador (tiempo y esfuerzo) para que la percepción de valor se dispare.
Sueño (o resultado deseado)
Es lo que el cliente realmente quiere, no el producto que vendes. Un gimnasio no vende “membresías”, vende “verse y sentirse mejor”. Mientras más grande y claro el sueño, más alto el valor percibido.
Probabilidad de éxito
Es qué tan seguro cree el cliente que logrará el resultado. Esto se refuerza con garantías, testimonios y evidencia clara. Hormozi usaba promesas medibles como: “Pierde 10 kg en 90 días o te devolvemos el dinero”.
Tiempo de espera
Es cuán rápido llegan los resultados. Cuanto menos tiempo, más irresistible la oferta. Un curso que promete resultados en 30 días es más atractivo que uno de 6 meses, siempre que sea creíble.
Esfuerzo y sacrificio
Es todo lo que el cliente debe hacer o renunciar para conseguir el resultado. Menos fricción, más valor. Ejemplo: en vez de dar recetas, entregar comidas listas.
Imagina que vendes un curso de inglés.
Sueño: “Hablar inglés fluido para conseguir un empleo internacional”.
Probabilidad de éxito: Plan personalizado, clases 1 a 1, casos de alumnos que lograron empleo.
Tiempo de espera: Conversación básica en 90 días, no en 12 meses.
Esfuerzo y sacrificio: Clases cortas, desde el celular, ejercicios guiados.
Ajustando estas variables, el curso se percibe más valioso sin cambiar el precio.
Hormozi no vendía barato, vendía bien. Si aplicas su fórmula, verás que no se trata de convencer al cliente, sino de diseñar algo que quiera de inmediato. Cada vez que reviso esta fórmula me pregunto qué podría cambiar en mi oferta para hacerla más irresistible y que, sin tocar el precio, valga el doble a ojos de mi cliente…
Y aún ando en ello.